Quantcast
Channel: El poder del lenguaje – Laboratorio del Lenguaje
Viewing all articles
Browse latest Browse all 72

Personas de color

$
0
0

—Tengo muchos amigos de color.
—¿Teletubbies?

Este chiste, en su simpleza, despierta en mí al menos dos reflexiones sustanciosas.

Por un lado, parece evidente que quienes emplean la expresión de color lo hacen por considerarla un eufemismo políticamente correcto para evitar decir negro. Lo cual, por cierto, es ya en sí un uso claramente racista, porque deja en evidencia que para ellos la palabra ‘negro’ está tan vinculada a connotaciones negativas o peyorativas, que no se atreven a usarla para describir a una persona, y prefieren decir ‘moreno’ o ‘de color’. No dudan en llamar a este ‘rubio’ o ‘lampiño’; a aquella, ‘pecosa’ o ‘pelirroja’; y aquel de más allá, ‘calvo’ o ‘coloradote’. Son simples calificativos que aluden a diversas características físicas externas, y se pueden proferir con toda tranquilidad; salvo cuando se trata de un negro, al parecer. Aparte, y dado que no existen las personas transparentes o incoloras, no se entiende bien por qué solamente las personas de piel muy muy oscura son «de color»: todas las personas tenemos algún color, ¿no?; aun sin ser teletubbies.

Por otro lado, junto a la moda de considerar a los negros «personas de color», veo llamar también cada vez más color carne (o color piel) a ese tono rosáceo que solo se asemeja al color de la piel de una persona de raza blanca de tipo anglosajón o centroeuropeo, ni siquiera mediterráneo. Dejando a un lado el hecho de que en español tradicionalmente el color carne (o encarnado) era el rojo vivo de la carne (esto es, los músculos), y suponiendo que hoy lo asimilemos al color de la piel humana, yo me pregunto: los lápices de color marrón, castaño o parduzco, ¿no son acaso también de color carne o de color piel? Dado que el color de la piel es muy distinto para una escandinava, un mediterráneo, una senegalesa, un japonés, una boliviana y un aborigen australiano (¡no digamos ya para una ictérica o un albino!), cada vez son más las voces que se alzan contra el uso racista habitual de las expresiones «color carne» y «color piel», que dejan fuera a la mayor parte de la humanidad.Partiendo de una reflexión así, la fotógrafa Angélica Dass, brasileña de nacimiento, madrileña de adopción y de hermosa tez mulata que nadie llamaba «de color piel», concibió en 2012 el proyecto Humanae. Su objetivo, recopilar el mayor inventario cromático de las distintas tonalidades que puede adoptar la piel humana en todo el planeta. Durante estos años ha ido fotografiando en los cinco continentes más de cuatro mil rostros humanos, siempre con idéntico formato: 11 × 11 píxeles, retrato frontal y, como fondo de la fotografía, el color Pantone más parecido al de la nariz de la persona retratada. Todos cuantos visitan una instalación artística de Humanae salen de ella con una misma convicción: no hay personas blancas, negras, rojas ni amarillas; no existen las razas tal como se entendían en la antropología tradicional; y decir «color carne» o «color piel» es en su literalidad casi lo mismo que no decir nada, pues la piel humana es de una diversidad cromática poco menos que infinita. Todas las personas somos «de color», claro que sí.

Fernando A. Navarro


Viewing all articles
Browse latest Browse all 72

Trending Articles



<script src="https://jsc.adskeeper.com/r/s/rssing.com.1596347.js" async> </script>